La miseria de la posguerra
Texto introductorio
La década de los 40 fueron años de pobreza por los destrozos de la guerra, el aislamiento internacional de España y porque el gobierno franquista pretendía que el país fuera autosuficiente: por ello impuso la autarquía. La corrupción existente y el estraperlo —el mercado negro— empeoraron la situación. Pese a las cartillas de racionamiento, la mayor parte de la población pasaba hambre.
Todo se agravaba aún más a consecuencia de la represión social de la dictadura y de la precariedad de las condiciones laborales: en la posguerra los sueldos eran miserables, insuficientes del todo para sacar adelante una familia. Esta circunstancia obligaba, entre otras cosas, a que los niños y niñas debieran ponerse a trabajar mucho antes de la edad legalmente permitida. Así, la documentación nos muestra casos de familias en situación crítica y, además, señaladas con el dedo de los servidores de la dictadura, puesto que, a menudo, el marido y padre se encontraba exiliado, encarcelado y/o condenado a trabajos forzados.
Del mismo modo, las imágenes y documentos sacan a la luz aspectos como por ejemplo la carencia o las dificultades para obtener toda clase de víveres y productos de primera necesidad, las súplicas del Ayuntamiento manresano por conseguir más comida para repartir entre la población en la víspera de la Fiesta Mayor de 1939, los establecimientos comerciales e industriales que, por concesión municipal, hacían de intermediarios con la Delegación de Abastecimientos y Transportes en Barcelona, e incluso el caso de algún comerciante local sorprendido haciendo estraperlo. Y es que, a expensas de la miseria de la mayoría, algunos otros se enriquecieron.