27/4/1938
Daniel Torra Loma del Requeté (Tercio de Aborzuza, Plana Mayor)
Albert Torra Gijón (Reb. 1-5-38 / Cont. 2-5-38)
Queridísimo hermano:
Voy a contestar tus dos cartas del 20 y 18 (términos invertidos) recibidas simultáneamente el día 25. Estaba impaciente por carecer de noticias tuyas y temía un traslado. Afortunadamente, nada de eso. No necesito perdonar tus faltas de “velocidad” en contestar mis cartas. Comprendo perfectamente que aunque no sean verdaderamente ocupaciones lo que te robe el tiempo, la calle Corrida y otras “corridas” sin calle, ocupan muchas horas. Puedes estar tranquilo que no me ofendo ni mucho menos. Tienes perfectísimo derecho a disfrutar de tus momentos que si el tiempo te manda al frente estarás allí faltado en absoluto de todas las comodidades que aunque por nuestra situación en retaguardia son pocas, una vez en la trinchera o parapeto son inmejorables y sibaritas.
Ni por descuido ves una fémina. Me alegro que hayas podido celebrar las fiestas de la Gran semana Santa y la Pascua como es debido. Yo hice lo propio dentro de mi situación.
Me pides en tu primera de estas dos últimas qué hago en el Tercio. Pues bien. He entrado en la oficina del Comandante y estoy encantado.
Me entero de las manifestaciones en celebración de la conquista del mar y me satisface que te gustaran y tomes afición a ellas.
Vamos a dejar el “poder” y el “deber” y todas esas cosas. Tú a lo tuyo. Good by. Y espero que no volverás a hablar más de eso.
Escuché el discurso del Generalísimo y no puedes imaginarte desde dónde. Desde la Plaza del Generalísimo Franco de Segovia. ¿Qué tal? Pues nada, que conmemorando la Unificación un pelotón “seleccionado” de este Tercio fue en representación del mismo a las fiestas de la citada capital y después entre (¿?) desfilamos y yo entre ellos gallardos y arrogantes por las calles encrespadas y resbaladizas de la románica ciudad. ¿Se nota ya la primavera en retaguardia? Aquí ni el más pequeño indicio de ella. Hoy mismo hace un día algo serio. Por la mañana granizo helado que parecía nieve. Y todo el día una niebla tan densa que no se ve a tres pasos. Una verdadera calamidad. Te escribo estas líneas sentado al lado de una chimenea tipo inglés del puesto de mando fumando un delicioso cigarrillo de sobremesa y sorbeteando un delicioso coñac Osborne que es una delicia. Calma absoluta, excepto el domingo que durante la misa unos intrusos obuses nos hicieron romper filas con una celeridad de atletas. Sustos y nada más.
Escríbeme a menudo aunque no lo haga yo.
Daniel
No he puesto todavía en claro si realmente existe el decreto sobre los permisos. Cuando lo tenga todo investigado te lo comunicaré.
Veo tu buena voluntad al escribirme dos largas páginas a pesar de las “molestias que te causaba Pilar”. La recuerdo perfectamente. Dale recuerdos míos.
He recibido una carta de Antonio Serch y otra vez por lo que me dice y yo te lo digo en serio dudo y deseo casi volver a cursar la instancia. Veremos. ¿Has hablado de esto con Corominas, el teniente? El día 12 del corriente bajé a San Rafael y me di un baño formidable. Tengo que terminar. Espero tus raudas noticias. Tuyo
Daniel