29/5/1942
Daniel Torra Rusia
Albert Torra Manresa
Querido hermano:
Hace unos días recibí tu carta del 9 de este mes. Y por unas cosas y otras no la he contestado hasta hoy. Me mandas con ella la nota de Badia sobre Stephan Zweig, que como a ti me parece muy buena. Pero aparte de todo Zweig no deja de tener una fuerte personalidad y una maestría innegable en la realización de todas sus obras y un conocimiento profundo de la psicología humana. Maneja los tipos de la novela, hasta agotar todos los recursos. Desde los sencillos y casi ingenuos a los más diabólicos siguiendo siempre aún por las rutas más difíciles las reacciones sentimentales de los personajes, desde las nobles a las más brutales. Virata será si quieres, en “Los ojos del humano eterno”, altamente demoledor, derrotista, un perfecto pesimista, pero no deja de ser un verdadero poema. No conozco sus biografías noveladas, pero sus novelas, cortas o largas, ofrecen al lector que no se deja influenciar por las decisiones y argumentos de los personajes, siendo mero espectador de la novela, una visión profunda de los sentimientos. Ha sido lamentable su muerte, pero está en su favor el haber sido consecuente. Creía en el suicidio y se ha suicidado. No se puede, en realidad, pedirle más.
En cuanto a mi carta, que no sé por qué Maria en unas líneas que escribe al pie de una carta de papá llama “semi-horrorosa”, yo espero que no la hayas tomado en serio ni mucho menos. Tuve ganas de patetizar cómicamente y esto es todo. Ahora bien. Yo te ruego que aguardes para publicar, si es que verdaderamente estimas que merece la pena para ello, que yo regrese. Que tengamos tiempo de acabar, de desarrollar si quieres, estas notas sueltas que ahora no pueden tener otra cosa que lo que papá en su carta quizá acierta llamando espontaneidad y sencillez, y aunque Juan Ramón Jiménez opina que lo bello es lo sencillo y espontáneo (Prólogo a su Segunda Antolojía Poética), yo no creo que se alcance la belleza con estos dos factores si no se domina “plenamente” el momento de creación. Basta, para escribir algo espontáneo, que sea casi impremeditado, pero no estoy de acuerdo que esta carencia absoluta de cuidado en la forma alcance por sí solo y por eso mismo, la belleza. Si tú deseas publicar estas notas, no me ganarás en el deseo. Pero yo no quisiera que fuera ahora que les ha de faltar ilación. Puedes creer que ninguna de las cosas que he mandado tanto a vosotros como a Andrea, y quizá más a Andrea, han sido hechas con un mínimo de cuidado indispensable. Además creo que es todavía prematuro. No caben más que dos caminos, o triunfar o fracasar rotundamente. Y si por precipitación ocurriera esto último sería lamentable.
Ya te iré contando cosas que te puedan gustar. De momento apunta que llevamos unos días bajo un cañoneo del 21 que más que un poema es una oda.
Y nada más. Un saludo para Carmen con el mejor augurio, y un fuerte abrazo de tu hermano que te recuerda siempre
Daniel