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Les 140 cartes de Daniel Torra i Ferrer al seu germà Albert
(octubre 1937-març 1950)

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1/4/1942

Daniel Torra           Rusia

Albert Torra           Manresa

Querido hermano:

He recibido esta tarde tu carta del 1 de marzo en la que me das la dirección de Codinach al que he escrito ya esta noche. Me hablas de mi carta del 6 de febrero. ¿Literatura pura? No sé. En todo caso, desde luego, bastante imperfecta. Pero quiero copiarte una nota de mi diario que puedes relacionar perfectamente con aquella carta y que te dirá lo mismo que sentí yo cuando lo viví intensamente.

“Día 21, sábado.- Hoy es el mañana de ayer. Fue también Utor con la Unión de Asalto del Regimiento. Recordaremos ¡siempre! A Goucharenko y Bonacasa. ¿Por qué ha sido así? Valían tanto que su muerte no ha sido comprada a su valor. ¿Por qué dijo aquello antes de saber que iba por la noche a Nowo? Ha muerto Goucharenko en la Rusia que amó tanto y por la que tanto sufrió. No oiremos más su voz cantando “Sinkarara”. Y nosotros elevaremos al Señor nuestras oraciones. Sus tranquilos ojos azules no nos mirarán más. Ni sus labios pronunciarán melancólicas el nombre de Janinne. Su esbelta figura de militar de estilo reposará en paz bajo una cruz española. Y su Cruz de San Jorge se estremecerá satisfecha y orgullosa. Y su madre, de existencia inconcreta, donde esté, sentirá el frío de su pensamiento. Goucharenko pesará sobre mí, con su constante amabilidad y sentido de la vida, como cima de lo admirable. Su vida: toda agitada y dura, casi errante y aventurera, pero nunca abandonada y sí siempre dirigida por su fina sensibilidad, siempre en su puesto de lucha “Donde estén ellos, me encontraréis a mí enfrente”. Así vivió y así ha muerto. Su sangre cansada de la acción lo abandonó y ha teñido de rojo el luto blanco de Rusia. Nuestro recuerdo le acompañará siempre y vivirá siempre con nosotros.”

Esa, Alberto, es la nota de mi diario. ¿Es suficiente? Es la mínima apología de este hombre, hecha instantes después de su muerte, sin coordinación de ninguna clase y bajo la impresión violenta de la separación. Pero se pueden decir muchas cosas y se pueden hacer muchos trabajos en torno a su figura. Y así día a día mi diario repetía cosas insulsas y banalidades o bien otras veces, como ésta, por lo menos a mí me lo parece, hechos que en su día tendrán su valor.

Bien. He recibido carta de Andrea del día 11 y me habla de unas gotas que le tiene que dar a María Cristina, porque no quiere mamar y otras tonterías por el estilo. ¡Potingues!

De lo otro nada nuevo puedo decirte. Ni en pro ni en contra. Yo Gracias a Dios estoy perfectamente y afortunadamente me dices que vosotros también. Si no hay nada más, yo traeré de Rusia una colitis de color de rosa y una dilatación de estómago que es una preciosidad. Por lo demás, encantado. Y como comprenderás esto ante la transcripción de la nota de mi diario no vale la pena ni comentarlo. Saluda a todos y también a Carmen y a Pilar y a sus padres y recibe el más fuerte abrazo de tu hermano

Daniel