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Les 140 cartes de Daniel Torra i Ferrer al seu germà Albert
(octubre 1937-març 1950)

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4/2/1938

Daniel Torra           Ávila

Albert Torra           Gijón             (Reb. 7-2-38 / Cont. 8-2-38)

Queridísimo hermano:

Después de 19 horas de viaje hemos llegado a Ávila. Ya estamos aposentados en ella, y aunque estamos desde el día 1 por la tarde —salimos de Santander el 31 por la noche—, no te escribo hasta hoy porque he tenido un trabajo enorme. Tuve un viaje espléndido. En un departamento de 1ª de un coche que tiene más de medio siglo estábamos cómodamente, el Dr. Jacinto Antonio de Portugal, médico de la Compañía, —por cierto muy amigo mío,— el alférez Corominas, y yo. Estábamos a nuestras “anchas”. Se vaciaron durante el viaje entre todos los oficiales y la Plana Mayor unas botellas de Domecq, de Osborne, etc. Como es natural nos echamos a dormir por no poder disfrutar tampoco del paisaje. Además yo llevaba unas noches en blanco. Almorzamos en Venta de Baños, desde donde te quería mandar una postal, pero me fue imposible. Recordé tu paso por la misma estación el día 22 de octubre del pasado 1937. Quizá desayunaras en la misma fonda que nosotros. A las 3 1/2 de la tarde llegamos a este pueblo que con toda su historia y misticismo resulta bastante aburrido. En cuanto al frío, de momento me parece, un semi mito. Te diré por qué. Cada compañía ocupa un local distinto y a la mía le cayó en suerte un magnífico local, comparado con los deficientes alojamientos de los otros. Es el Salón de Baile del Teatro Principal. Tiene cuatro palcos, uno de ellos ocupado por la oficina, desde donde te escribo y en unas condiciones que no están del todo mal. Tiene un primer piso que circunda todo el local —rectangular, y con una única puerta de acero. A un lado de este piso tienen tendido sus colchones los cabos de la compañía y en el otro los sargentos que duermen en ella. Yo llegada la hora de dormir, extiendo el colchón dentro mismo del palco —que es el más espacioso— y que resulta ser el más cerrado a toda corriente. Cuatro soberbias mantas, 2 mías y 2 del Brigada cubren mi cuerpo de toda posible inclemencia. En todo el local, no obstante, no se nota en absoluto el frío ni siquiera una temperatura fresca. Ahora bien —lo del frío—. Carece este local de agua, y tenemos que salir a bañarnos fuera la muralla, una de las puertas de la misma está a muy pocos metros del local, e inmediatamente se encuentra una fuente de dos caños, que manan abundantemente. Todos los días salgo con camiseta a las 8 o 8 1/2 aproximadamente. Me lavo como siempre largamente y todo medio cuerpo paseamos tranquilamente y aun es hora que el frío me moleste. “La Caraba”. En cambio, cualquier natural del país se estremece al vernos y se abriga mas todavia en su bulto informe de mantas y abrigos que lleva puestos. De todos modos estoy bien, muy bien. Y por de pronto parece que vamos a estar en Ávila bastantes días. Ahora intentaremos con el Sr. Corominas venir a veros.

Preciso que me digas inmediatamente si tienes alguna noticia de casa. Creo que no tengo nada que decirte de momento que sea de importancia. Tuyo afectuosamente

Daniel Torra

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