La acción de la comisión de cultura y el consejo local de primera enseñanza
La principal prioridad del Ayuntamiento republicano de Manresa fue, sin duda, mejorar la calidad de la enseñanza pública y, sobre todo, conseguir la escolarización de todos los niños que había en Manresa en edad escolar, de acuerdo con la política que seguían, en Cataluña y España, los respectivos gobiernos de izquierdas. En este sentido, se consideraba que la lucha contra el analfabetismo, la enseñanza en catalán para conseguir la normalización cultural y lingüística del país, la innovación pedagógica y la coeducación eran también algunos de los principales objetivos a alcanzar para avanzar hacia la cohesión social y el progreso nacional.
La finalidad de mejorar la situación de la enseñanza en Manresa en 1931, recayó sobre la Comisión de Cultura del Ayuntamiento, la cual estaba presidida por Isidre Costa i Perramon e integrada por Antoni Esteve i Subirana, Tomás Ramón i Amat, Ramón Sanz i Ibars, Josep Vives i Coll y Aniceto León Garre. Una vez analizada la cuestión, esta comisión llegó a las siguientes conclusiones:
- Había que crear escuelas en aquellos barrios de Manresa que no gozaban de ningún tipo de servicio de enseñanza.
- Ante las graves carencias de algunos edificios destinados a la enseñanza primaria, era necesario mejorar con urgencia la infraestructura de las escuelas existentes y habilitar nuevos locales donde trasladar a los alumnos mientras duraran las obras de reforma. Este fue el caso de las escuelas situadas dentro del viejo edificio del Colegio de San Ignacio, que había sido calificado por parte de la inspección estatal de enseñanza como “local de mucha capacidad pero muy deteriorado y de escasas condiciones pedagógicas”.
- Era imprescindible actualizar el viejo e insuficiente material escolar y hacerlo llegar a todas las escuelas. Para financiarlo, el Ayuntamiento destinó anualmente 25.000 pesetas, en vez de las escasísimas 2.000 pesetas presupuestadas por este concepto antes de la proclamación de la República.
- Para satisfacer la demanda educativa de la ciudad se tenía que construir una nueva gran escuela, de acuerdo con las necesidades de la pedagogía moderna: sería el futuro Grup Escolar Renaixença.
El Ayuntamiento, decidido a sacar adelante estos proyectos, destinó un presupuesto de 900.000 pesetas en el ámbito de la enseñanza de un empréstito municipal que aprobó en septiembre de 1931. Esta cantidad representaba una tercera parte del importe total que este empréstito asignaba a obras de nueva ejecución en Manresa, lo que demuestra la gran importancia que las autoridades municipales daban a los temas educativos. Además, se duplicó el presupuesto municipal destinado a conceptos relacionados con la enseñanza, tales como subvenciones o gastos de mantenimiento. Sin embargo, también se reconocía que aún habría que hacer más inversiones para resolver totalmente los problemas escolares de la ciudad.
El Ayuntamiento republicano de Manresa realizó una gran inversión en la mejora de las escuelas y del equipamiento escolar
También se renovó el Consejo Local de Primera Enseñanza, el cual se constituyó en 1931 con las siguientes personas: Josep Arola, representante de los padres como presidente, Josep Albagés, representante de los maestros nacionales como secretario, Emília Soler, representante de los maestros nacionales, Joan Puig i Ball, médico inspector municipal de Sanidad, y Salvador Reguant, representante del Ayuntamiento.
Este Consejo trataba temas de sustituciones dentro de la escuela pública, controlaba denuncias sobre la utilización de libros de texto que fueran en contra del nuevo régimen republicano, establecía la distribución de los horarios y el calendario escolar de las escuelas públicas de la ciudad, recogía las demandas de las escuelas y organizó la enseñanza de adultos a partir de diciembre de 1932 para extender la alfabetización a toda la sociedad. Las clases de adultos se hacían en el colegio de San Ignacio y en el Instituto de Segunda Enseñanza y estaban a cargo de los maestros Pau Guiu, Ramon Santacana, Aparici Jané, Josep Albagés y Josep Vallalta. En las escuelas de la Ctra. de Santpedor, de Viladordis y de las Farreres también se daban clases para adultos a cargo de los maestros Emília Soler, Ramon Batlle y Juli Duran; a estas clases se apuntaron 210 chicos y 128 chicas en la primera tanda.
El Consejo numeró las escuelas de la ciudad de la siguiente manera el 12 de julio de 1934:
Niños | Niñas |
n.º 1 Sant Ignasi (sr. Guiu)
n.º 2 Grup Macià (sr. Pons) n.º 3 Grup Macià (sr. Muñoz) n.º 4 Grup Macià (sr. Vallalta) n.º 5 Grup Bonavista (sr. Jané) n.º 6 Grup Bonavista (sr. Santacana) n.º 7 Grup Bonavista (sr. Ricart) |
n.º 1 Grup Bonavista
n.º 2 Parc de la Seu n.º 3 Sant Ignasi n.º 4 Párvulos St. Domènec n.º 5 Pàrvuls Bonavista |
El 3 de abril de 1935 se produjo una renovación en los cargos, debido a la muerte de Josep Arola en diciembre de 1933, y el traslado a Barcelona del maestro Josep Albagés, en marzo de 1934. El presidente pasó a ser el médico Joan Puig i Ball, el vicepresidente Josep Besora, representante de los padres, el secretario el maestro Aparici Jané, la vicesecretaria la maestra Rosa Delhom y los vocales Luis Menéndez Maseras, alcalde-gestor de la ciudad nombrado a raíz de los Hechos del Seis de Octubre, y Maria Gramunt, representante de los padres. Una vez iniciada la Guerra Civil se produjo otro cambio en el consejo, por el que la representación se hizo teniendo en cuenta la presencia paritaria de las centrales sindicales. En el consejo que se formó el 6 de diciembre de 1936 el presidente fue Carles Costa i Cadevall, concejal de Cultura, el secretario Lluís Mas Pons, y además estaba el médico Juan Puig i Ball, los maestros representantes de la CNT Emili Boix y Joan Roviró, y las maestras representantes de UGT Rosa Delhom y Teresa Martí. El Consejo, sin embargo, dejó de funcionar a mediados de 1937 posiblemente porque sus funciones quedaron absorbidas por la delegación comarcal del CENU.
La escolarización del censo escolar en Manresa
Según las estadísticas oficiales, el censo de la población escolar hasta los 14 años, en el año 1931, era de unos 4.500 chicos y chicas, de los cuales había unos 3.100 que estaban escolarizados y unos 1.400 sin escolarizar. La estadística realizada por el CENU en septiembre de 1936 ya nos da 4.800 niños escolarizados y 648 sin escolarizar, por lo tanto la proporción de chiquillos sin ir a la escuela había bajado de un 30% a un 12% en los años de la República.
Solamente en 5 años la cantidad de niños sin escolarizar disminuyó del 30 al 12%
CENSO ESCOLAR EL 26/10/1938
Escuela | 6-14 años | 2-5 años |
Escuela de la calle Barcelona | 50 | 4 |
Escuela de la calle Ginjoler | 86 | 28 |
Escuela de la calle Major | 53 | 1 |
Escuela de la plaza Catalunya | 50 | 2 |
Grup Bonavista | 389 | 39 |
Grup Francesc Macià | 137 | 2 |
Grup Escolar Renaixença | 876 | 66 |
Grup Catalunya | 448 | 87 |
Grup Cardener | 266 | 46 |
Grup Natura | 431 | 65 |
Grup Joan Selves i Carner | 335 | 38 |
Grup Llibertat 1 | 411 | 48 |
Grup Llibertat 2 y 3 | 133 | 12 |
Parque de la Seu | 86 | 5 |
Escuela de les Farreres | 51 | 0 |
Escuela del Guix | 52 | 8 |
Escuela de la Ctra. Santpedor | 74 | 4 |
Escuela de Viladordis | 57 | 0 |
3.985 | 455 |
En cuanto a los estudios de secundaria, no había ningún problema de escolarización ya que las aulas del Instituto de Segunda Enseñanza tenían capacidad suficiente para escolarizar a todos los chicos y chicas que deseaban, o podían, cursar el bachillerato.
ALUMNADO MATRICULADO EN EL INSTITUTO DE MANRESA
Curso | Alumnado oficial | Alumnado libre | TOTAL |
1931-32 | 179 | 225 | 404 |
1932-33 | 170 | 231 | 401 |
1933-34 | 300 | 174 | 474 |
1934-35 | 426 | 63 | 489 |
1935-36 | 490 | 49 | 539 |
1936-37 | 285 | 127 | 412 |
1937-38 | 168 | 145 | 313 |
1938-39 | 295 | 47 | 342 |
(Datos extraídos del libro de BAJONA OLIVERAS, Ignasi. L’Institut Lluís de Peguera de Manresa. Manresa: Centre d’Estudis del Bages, 2003. p. 78 y 104).
Las escuelas públicas, las escuelas religiosas y las escuelas privadas
La escolarización de los niños y niñas manresanos se hacía, mayormente, en los colegios religiosos, que agrupaban a casi la mitad del alumnado; las escuelas públicas –que entonces se llamaban “nacionales”– que reunían una tercera parte del censo escolar, y el 18% restante quedaba para las escuelas particulares.
En el Pleno municipal del 10 de abril de 1936 se aseguraba que el número de las escuelas religiosas superaba al de los alumnos de las públicas y que había bastantes alumnos que hubieran querido asistir a la pública pero que no podían por falta de plazas. La necesidad de construcción de escuelas nacionales era una necesidad urgente para sustituir la enseñanza religiosa tal como se proponía el gobierno de la República y con este objetivo se hizo la propuesta de incautar el edificio de la Cova de Sant Ignasi, ya que estaba vacante por la disolución de la Compañía de Jesús.
Censo escolar elaborado por el CENU en septiembre de 1936
Escuela pública | 1688 niños | 30’5% |
Escuelas particulares | 764 niños | 13’8% |
Escuela confesional | 2424 niños | 43’9% |
Sin escuela | 648 niños | 11’8% |
TOTAL | 5.524 NIÑOS |
La cantidad de maestros por centro escolar nos la proporciona la memoria del curso escolar 1935-36 realizada por el Ayuntamiento de Manresa. En este documento se observa que de centro escolar público grande solo había uno, el Grup Escolar Renaixença (inaugurado en septiembre de 1934), mientras que los otros centros escolares, excepto el de la Bonavista (que pasó a llamarse después de la guerra Padre Algué), eran pequeñas escuelas de 1 a 3 maestros.
La cantidad de alumnos por maestro era, en aquel tiempo, muy elevada; prácticamente se contaba que un maestro podía atender una clase de 40 alumnos y a veces incluso más. El colegio Renaixença agrupaba 558 alumnos (ratio de 33 alumnos por maestro) y la escuela Bonavista escolarizaba 347 niños y niñas, con una ratio de 43 alumnos por maestro. En la escuela de la carretera de Santpedor una sola maestra atendía a 57 alumnos. Huelga decir que en ninguna parte se contaba con profesores especialistas en determinadas áreas.
Cantidad de maestros y alumnos por centro escolar público, curso 1935-36
MAESTROS | ALUMNOS | |
Grup Renaixença | 17 | 558 (niños y niñas) |
Grup Bonavista | 8 | 347 (niños y niñas) |
Grup Francesc Macià | 3 | 131 (niños) |
Escuelas Sant Ignasi | 3 | 104 (niños) |
Escuelas Poble Nou | 2 | 47 (niñas) |
Parvulario Sant Domènec | 1 | 32 (niños y niñas) |
Escuelas Viladordis | 2 | ? |
Escuela Ctra. Santpedor | 1 | 57 (niños y niñas) |
Escuela Parc de la Seu | 1 | 49 (niñas) |
Escuela les Farreres | 1 | ? |
Al margen de la intensa acción del gobierno municipal en el terreno educativo, es importante resaltar que la mayoría de alumnos manresanos de aquella época seguían inscritos en la enseñanza privada, la mayor parte de la cual era confesional, con algunas escuelas de gran tradición en Manresa. Aparte de cuestiones ideológicas y de creencias religiosas, este hecho respondía a la cruenta realidad de muchos años de abandono y de dejadez de los servicios públicos básicos a los que los diferentes gobiernos habían condenado a buena parte de la población. En este sentido, la iniciativa privada o confesional había llevado a cabo una labor de sustitución de las responsabilidades educativas del estado a la vez que ejercía una gran influencia social en el conjunto de la población.
Precisamente, los años de la República fueron complicados en relación a las escuelas religiosas, afectadas de lleno por las polémicas laicistas y la cuestión de la separación Iglesia-Estado. Ese conflicto se producía en un marco de tradición educativa confesional, con los privilegios que ello había supuesto hasta entonces para este tipo de escuelas, la política gubernamental de limitación de las órdenes religiosas, etc. A nivel ciudadano, todo esto se concretó en hechos tales como la disolución de los jesuitas o la prohibición a los Hermanos de las Escuelas Cristianas de continuar ejerciendo su labor educativa.
La enseñanza religiosa agrupaba el 44% del alumnado manresano en el año 1936
Según el concejal Marcel·lí Font i Brunet, en abril de 1936 las seis escuelas religiosas de Manresa escolarizaban 2043 niños, repartidos de la siguiente manera: Casa Caridad (564 alumnos), Compañía de María (424), Hermanos de las Escuelas Cristianas –La Salle– (420), Infants Orfes (345), Mutua Bages –Dominicas– (210) y Hospital de San Andrés (80).
El colegio religioso de chicos con más prestigio era el Colegio Nuestra Señora de Montserrat, cuya titularidad era de los Hermanos de las Escuelas Cristianas y estaba situada en la calle dels Infants (la actual Sant Joan Baptista de la Salle) desde 1926. Al inicio de la República el colegio llegó a los 400 alumnos, que cursaban estudios de primaria, de comercio y toda la etapa de segunda enseñanza. Un tiempo después la escuela ofreció estudios de bachillerato. En esa época el centro estaba al cargo de una veintena de religiosos de la comunidad. Por la Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas de 1933, los hermanos lasallistas no pudieron dirigir la escuela y todos los centros de La Salle pasaron a ser propiedad de la sociedad anónima La Instrucción Popular SA. El de Manresa también, pero los hermanos continuaron llevando la gestión con nombres diferentes.
Entre las escuelas religiosas de chicas, cabe destacar el Colegio de la Compañía de María, establecido en el antiguo convento de San Francisco, ampliado por el lado de la calle de las Campanas. Era un gran edificio donde recibían educación niñas y chicas de Manresa y de comarcas cercanas que lo hacían en régimen de internado.
El colegio de Santa Rosa de Lima de las Hermanas Dominicas estaba situado en la calle del Bruc, en el mismo lugar donde se encuentra actualmente. El colegio fue experimentando sucesivas ampliaciones a lo largo de su historia. En él se impartían la enseñanza primaria, la elemental y superior, clases nocturnas y catequesis dominical. Antes de la Guerra Civil habían introducido en sus enseñanzas clases de contabilidad.
Las monjas carmelitas, que habían tomado a su cargo en el año 1859 la Casa de Caridad –fundación del patricio manresano Francesc Cots i d’Argullol–, abrieron en 1870 su propio colegio, que más tarde se desdoblaría en dos: uno para a niñas y chicas bajo la advocación de Nuestra Señora de los Dolores y otro para niños, en el chalet que se construyó en el jardín de que disponía la institución benéfica de casa Caridad y que se puso bajo el patronazgo del Sagrado Corazón de Jesús.
La misma congregación religiosa de las carmelitas tomó a su cargo el Colegio dels Infants Orfes, inaugurado en la carretera de Vic en el año 1901. En la etapa de parvulario había niños y niñas, pero en los niveles preparatorio, elemental y graduado solo escolarizaba a las chicas.
Además de las escuelas públicas y de las seis escuelas religiosas, en el año 1936 existían en Manresa más de una decena de escuelas particulares con cerca de 800 alumnos. Se trataba de centros pequeños, la mayoría de los cuales estaban ubicados en pisos. La Academia Massegú era la que tenía una matrícula más numerosa: 200 alumnos. El resto del alumnado se repartía entre la Academia Obradors (50 alumnos), L’Ateneu Obrer Manresà (60), el Ateneo Cultural Popular (65), la escuela de la Fábrica del Guix (60), y las academias de Llorenç Villaplana, del Tossal del Coro (39), de Ramon Nolla (37), de Jaume Sellarès (56), de Amadeu Miralles Bonvehí (55), del reverendo Jaume Ubach (45), Francesc Oller (52) y de Sofia Safont (45).
Una de las más relevantes era, pues, la Academia Massegú, fundada en 1928 en la calle de Na Bastardes. El centro fue ampliando sus enseñanzas, sobre todo en referencia a los estudios mercantiles, además de la enseñanza del Francés, Contabilidad, Dibujo etc. A partir de 1933 editaron la revista Cultura como portavoz del colegio. En septiembre de 1934, la escuela amplió sus espacios, con un segundo local situado en la calle Sobrerroca, así como sus aprendizajes, sobre todo de práctica comercial, de estudios mercantiles y también en la preparación y repaso de programas de segunda enseñanza y de determinadas carreras.
La Academia Obradors, para chicas, era un centro agregado a la Academia Cots de Barcelona y estaba ubicado inicialmente en el Paseo de Pedro III y después en la calle de Guimerà. Dirigía el centro Rosa Obradors Rovira y, entre muchas otras materias que, entonces, se consideraban específicas de la mujer, se podían cursar estudios de Cálculo Mercantil, Teneduría de Libros, Mecanografía, Correspondencia y Francés e incluso estudios de Solfeo y teoría.
A partir del curso 1927-28, en el mismo emplazamiento que había ocupado la Academia Mercantil, se estableció el Liceo Dalmau como una sucursal de las que tenía abiertas Delfí Dalmau en diferentes poblaciones de la provincia de Barcelona. Se impartían preferentemente estudios de Comercio-Cálculo Mercantil y Teneduría de Libros y Idiomas. Su primer director fue Antoni Invers i Pi que, en 1932, pasó a dirigir también la Escola d’Arts i Oficis y, al año siguiente, fundaría un nuevo centro de su propiedad, el Liceu Invers, orientado básicamente al estudio de idiomas. Terminada la Guerra Civil, el Liceo Dalmau desapareció y el director de entonces, Josep Calmet Safont, fundó su propia Academia Calmet, que fue uno de los primeros lugares en Manresa donde –de manera totalmente clandestina– se enseñó el catalán durante la posguerra.
El Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de Manresa, inaugurado en 1927, fue conocido popularmente como “L’Institut” o como el “Grup Escolar”, ya que este era su destino inicial. No fue hasta el año 1953 que recibió su nombre actual de Lluís de Peguera. En septiembre de 1931, por un decreto del gobierno central de la República, se creó la Escuela Preparatoria de Ingreso al Bachillerato, de acuerdo con la aspiración perseguida por la Comisión de Cultura del Ayuntamiento y profesores del Instituto como Aniceto León Garre que colaboraban con él. La función de esta Escuela era entroncar la enseñanza primaria y la secundaria, preparando a los chicos y chicas para acceder al primer curso de bachillerato. Se situó en la planta baja del ala derecha del Instituto y comenzó a funcionar en noviembre de ese mismo año.
En mayo de 1931, el alcalde Joan Selvas se dirigió al ministro de Instrucción Pública, Marcel·lí Domingo y, aparte de felicitarle por las disposiciones de este sobre el uso del catalán en la escuela, le pidió que nombrara al catedrático Aniceto León Garre como director del Instituto. El anterior había dimitido con el cambio de régimen y la plaza estaba vacante. A pesar de la carta, Aniceto León no fue nombrado director hasta el año 1938 y, durante su mandato, se produjo una depuración de los alumnos considerados de familias derechistas, depuración que incluso un diario de izquierdas como El Dia criticó duramente.
El idioma catalán en la enseñanza
La enseñanza en catalán fue introduciéndose progresivamente en todo el sistema educativo a partir del reconocimiento oficial del bilingüismo escolar por parte del Ministerio de Instrucción Pública y del impulso que le dio la Generalitat utilizando las competencias que le otorgaba el Estatuto de Autonomía. En este aspecto, fue destacable la aportación, con subvenciones, premios y edición de material escolar, que hacía la Associació Protectora de l’Ensenyança Catalana, de la que era delegado en Manresa el maestro Josep Albagés.
A pesar de que la gran mayoría de la población escolar manresana y de sus maestros eran catalanohablantes (en el año 1931 el 87% de los manresanos había nacido en Cataluña y, del 13% de fuera, bastantes eran inmigrantes catalanohablantes de la Franja de Aragón o del País Valenciano), la introducción del catalán como lengua de enseñanza estaba dificultada por el hábito del profesorado de enseñar en castellano, la poca formación en lengua catalana de la mayoría de los maestros y el escaso material pedagógico editado. Más que la enseñanza totalmente en catalán, como se practica actualmente en las escuelas con el sistema de inmersión lingüística, fue extendiéndose el modelo bilingüe –de acuerdo con la estricta co-oficialidad que establecía el Estatuto de Autonomía– en el que se combinaban las dos lenguas, a veces haciendo unas actividades en catalán y otras en castellano, o bien dando las clases de la mañana en catalán y las de la tarde en castellano.
El establecimiento del bilingüismo escolar en todas las escuelas de Cataluña y la exigencia del Certificado de Aptitud Pedagógica de lengua catalana para poder ejercer el trabajo de maestro que estableció la Generalitat a partir del decreto del 20 de septiembre de 1936, hicieron que la catalanización de la enseñanza avanzara rápidamente; para atender esta necesidad, el departamento de Cultura del Ayuntamiento de Manresa organizó un curso de catalán para maestros de escuela en abril de 1937.
Los centros educativos particulares también fueron catalanizando su enseñanza, por ejemplo, en las academias Cots, Obradors, Massegú y el Liceo Dalmau se hacían las clases en catalán. En cambio, parece que los centros religiosos, junto con el instituto, era donde había más resistencias a introducir el bilingüismo.
Durante los años de la República hubo críticas por la poca inclinación del profesorado del Instituto a utilizar el catalán en las clases. Así, en El Dia del 24 de mayo de 1934, leemos un artículo de Josep Font, director del periódico, titulado “Una necesidad. Manresa ha de tomar posesión del Instituto”, en el que se inculpa a los “dignísimos profesores” del Instituto que se hubieran encerrado en “una torre de marfil” sin conectar con la vida ciudadana. Además, el periodista les recordaba que en Catalunya “la lengua oficial es el catalán. Y en el instituto se dan las clases como en Salamanca o Cuenca o Burgos. Y no se hace ni el más mínimo esfuerzo para remediar esta, digamos, incomprensión. Al contrario. Sabemos que profesores catalanes dan las clases en castellano. Y no parece sino que haya un interés marcadísimo en ahuyentar nuestra lengua de este centro docente.”
Significativamente, poco tiempo después, al inicio del curso 1934-35 se creó en el Instituto, por primera vez en su historia, una cátedra de Lengua y literatura catalanas, que evidentemente fue suprimida durante el franquismo.
Entre 1931 y 1939 recibió un gran impulso la catalanización de la enseñanza pública y de las academias particulares
El comisario-director Josep Maria Casassas Cantó, que era de los pocos profesores que daba las clases en catalán, intentó catalanizar el centro, en el año 1937, poniendo la rotulación y la correspondencia oficial en catalán. Además, los estudiantes hicieron llegar al claustro, por medio de sus representantes sindicales de la FNEC y de las Juventudes Libertarias, la necesidad de hacer las clases en catalán porque la mayoría del profesorado continuaba impartiendo las clases en castellano, pero no lo consiguieron porque el claustro no dio apoyo a esta reivindicación. El profesorado del Instituto tenía el derecho de dar la clase en la lengua que prefiriera y, como era un centro dependiente del Ministerio de Instrucción Pública, algún comisario-director, como Aniceto León Garre, se escudaba en este aspecto legal para continuar defendiendo la enseñanza en castellano.
Es sintomático que en un centro educativo tan renovador como el Grup Escolar Renaixença se produjera una polémica a partir de la denuncia que hizo el periódico El Dia el 26 de marzo de 1936, sobre el hecho de que el director del centro, Ricardo Molner Gimeno, obligaba a los alumnos de su clase a hablar en castellano y que, pese a ser valenciano, habitualmente se relacionaba en castellano con las otras personas, conducta que no observaban los demás maestros del centro.
La construcción de nuevos edificios y la inauguración de nuevas escuelas
Desde el primer momento, dos de las preocupaciones más acuciantes de las autoridades del ayuntamiento republicano fueron la escolarización de toda la población en edad escolar y la salubridad y la higiene del alumnado de los centros públicos, ya que las condiciones de la mayoría de los centros escolares eran precarias, con aulas insuficientes, mal ventiladas o mal iluminadas. Un edificio especialmente en malas condiciones era el Colegio de Sant Ignasi.
Una de las acciones que emprendió el ayuntamiento republicano fue trasladar los alumnos de varias escuelas de primaria que estaban en instalaciones precarias hacia edificios más seguros y mejor preparados para las tareas educativas: este fue el caso, por ejemplo, de la escuela del maestro Josep Albagés, que pasó a ocupar dos aulas del ala izquierda del Grup Escolar (actual Instituto Lluís de Peguera), donde impartía la enseñanza secundaria.
A continuación, se alquilaron los locales para emplazar cuatro nuevas escuelas unitarias: dos en el barrio del Poble Nou –inauguradas en marzo de 1932, en el número 57 (actual 26) de la calle Mayor y en el número 90 de la calle de Barcelona–, una en Les Farreres y la otra, llamada “de los Depósitos”, en la carretera de Santpedor, 102, junto a la plaza Mallorca. Las dos últimas fueron inauguradas el día 14 de abril de 1932, primer aniversario de la proclamación de la República. Las cuatro eran escuelas mixtas pequeñas (de unos 50 alumnos cada una), que disponían de un material pedagógico moderno, y que socialmente cubrían las necesidades de unas barriadas hasta entonces carentes de servicios de enseñanza.
Entre 1932 y 1934 se inauguraron cuatro escuelas unitarias y dos grupos escolares
Un año más tarde, se inauguraban las Escuelas de la Bonavista (a partir de 1939 recibirían el nombre de Padre Algué), situadas en el chaflán de los Docks (actual calle de Jacint Verdaguer) con la carretera del Pont de Vilomara. Se ubicaron en un local, con terrenos anexos, alquilado por el Ayuntamiento a Antoni Clotet, propietario de una antigua fábrica textil que ya no funcionaba. Comprendían siete aulas y un parvulario con una capacidad total para 400 alumnos, la mayoría de los cuales procedían de las escuelas del viejo edificio de Sant Ignasi.
La política escolar municipal de esta época vio su lucimiento con la construcción del Grup Escolar Renaixença, la creación de la Escola Municipal de Música y el empuje dado a la Escola d’Arts i Oficis, además de impulsar las colonias escolares.
En el verano de 1933, el presidente de la Comisión de Cultura, Isidre Costa, hacía balance del trabajo realizado y de lo que quedaba por hacer en la escuela pública: crear una Oficina Municipal de Cultura para gestionar el censo escolar y la creación de una ficha sanitaria de todos los alumnos de la ciudad.
El día 15 de septiembre de 1934 el presidente de la Generalitat, Lluís Companys, inauguró el edificio del Grup Escolar Renaixença, el exponente máximo de la política escolar del Ayuntamiento de Manresa y del gobierno de la Generalitat.
La renovación pedagógica de la enseñanza en Manresa
Entre los años 1931 y 1939, gracias a todo el trabajo que habían desarrollado los maestros y las instituciones catalanas desde principios de siglo y el empuje que les proporcionó la acción de gobierno de la Generalitat republicana, se fueron difundiendo en las escuelas una serie de prácticas pedagógicas como el diario de clase, la corrección colectiva, el trabajo en grupo, el cine, el uso pedagógico de la imprenta, las excursiones de conocimiento del medio, actividades y metodologías que, con el franquismo, quedaron abolidas de la práctica escolar durante casi 30 años hasta que fueron puestas de nuevo en práctica por la escuela activa de los años sesenta y setenta del siglo pasado.
El maestro manresano Hermenegild Lladó expresaba claramente este espíritu renovador en un artículo que publicó el periódico El Dia el 18 de enero de 1932. En este artículo señalaba que: “Desde ahora, con el apoyo firmísimo de unas disposiciones oficiales, los maestros, viejos detractores de los avances que no son capaces de conseguir, callarán, y los padres de los chicos estarán más convencidos de que lo que hace el maestro joven está bien. La circular aludida (de la Dirección General de Enseñanza) en la que se ordena que los Consejos y los Inspectores se interesen por una renovación eficaz y radical de la escuela y de la enseñanza primaria, al menos esta eficacia deberá defender a los maestros de espíritu moderno y darles carta de naturaleza en nuestro país.”
El edificio del Grup Escolar Renaixença fue la obra más representativa de la renovación pedagógica por la que se trabajaba desde el gobierno de la Generalitat y el Ayuntamiento de Manresa. La renovación que representaba esta nueva escuela correspondía tanto a la concepción del edificio como a los métodos pedagógicos que se pusieron en práctica.
El edificio de la escuela fue proyectado por el arquitecto municipal, el manresano Pere Armengou (1905-1990), el cual aplicó los principios del racionalismo constructivo de acuerdo con las corrientes arquitectónicas europeas más modernas que encabezaban entonces arquitectos como Gropius , Mies van der Rohe y Le Corbusier y que en Cataluña representaba el GATCPAC (Grup d’Artistes i Tècnics Catalans per al Progrés de l’Arquitectura Contemporània).
Además de su modernidad arquitectónica, hay que valorar que el edificio del Renaixença fue proyectado pensando desde el primer momento en las necesidades pedagógicas de los niños y niñas que lo tenían que ocupar. El proyecto del arquitecto fue situar el edificio al fondo del solar donde debía estar emplazado en la parte más elevada del terreno, y hacer una gran fachada frontal, con orientación sureste, para que el edificio no proyectara sombras sobre el patio y las aulas tuvieran el máximo de iluminación natural. Los campos de juego se proyectaron delante, para evitar las sombras y conseguir el máximo soleamiento, y en dos niveles diferentes para ganar el desnivel del terreno.
El Grup Escolar Renaixença fue el centro de la renovación pedagógica en Manresa
El arquitecto tuvo en cuenta, en cada aula, una serie de condiciones: una visión y audición correctas y una ventilación, iluminación y orientación adecuadas. Pere Armengou dio instrucciones precisas de cómo debía ser el mobiliario escolar. En las aulas de parvulario se dispuso que los alumnos se sentaran en grupos de cuatro en torno a una mesa cuadrada, mientras que en las aulas de primaria los alumnos se sentaban en pupitres móviles de dos en dos. Todo el mobiliario se podía mover para facilitar agrupaciones diferentes del alumnado.
Las medidas del mobiliario se adaptaron a la estatura de los pequeños y la disposición de las estanterías de las aulas se hizo para que pudieran acceder a ellas cómodamente sin tener que ponerse de puntillas o subirse a las sillas. Tal como decía Pere Armengou en un informe: “Pedagógicamente es necesario que permita una movilidad y una adaptación a las diversas actividades que se desarrollan en un mismo local, prescindiendo de la rigidez característica del mobiliario escolar tal como se concebía antiguamente, el cual encarcelaba al alumno dificultando sus movimientos naturales y facilitándole en cambio la adquisición de una serie de vicios de posición de corrección dificultosa.”
El edificio del Renaixença comprendía un total de 14 aulas, con una capacidad máxima para 700 alumnos. Además de las aulas, había una gran sala de gimnasio, una sala de juegos, dos salas para trabajos manuales, un laboratorio químico, un taller de iniciación profesional, un departamento destinado a lecciones de cocina, la sala de exposiciones escolares, la cantina, la biblioteca, un servicio de reconocimiento médico-sanitario y un servicio de duchas. Un conjunto de instalaciones totalmente pensadas para conseguir una buena calidad educativa al servicio de los niños. Antiguos alumnos manresanos del Renaixença recuerdan que se utilizaba el método Montessori en las aulas de parvulario y que se hacían muchas salidas, a pie o en autocar, y clases al aire libre, lo que era toda una novedad dentro del sistema educativo que predominaba entonces. También se celebraban muchos festivales y determinadas actividades de los alumnos se filmaban y se hacían reportajes.
El edificio del Renaixença incluía 14 aulas para dar clase y 12 aulas especializadas dedicadas a diferentes servicios escolares
Todo este esfuerzo en las condiciones materiales y las instalaciones del edificio se vio completado con la dotación de un profesorado que era sensible, en la mayoría de los casos, a la aplicación de las técnicas pedagógicas de la escuela nueva, pese a las dificultades que representaba que la provisión de plazas de maestro tuviera que hacerse a través del concurso estatal por ser una escuela nacional. En el curso escolar 1935-1936 se utilizaban, en algunas clases del centro, las técnicas Freinet en el aprendizaje y los niños estaban organizados en un sistema cooperativo. Una buena muestra del talante de la mayoría del profesorado de la escuela es que en el proceso de depuración que hicieron los organismos franquistas en 1939, de los 17 maestros del Grup Escolar Renaixença, cuatro fueron expulsados de la enseñanza, y dos más fueron trasladados forzosamente durante cinco años fuera de Cataluña debido a sus ideas progresistas y catalanistas.
Aparte de la importancia señera del grupo escolar Renaixença como centro representativo de la educación que quería la República para los niños, en Manresa se produjeron en esta época otros cambios en los sistemas de enseñanza. Una persona muy representativa en este sentido fue el maestro Josep Albagés (1877-1964) que fue miembro de la Comisión de Cultura del Ayuntamiento; profesor de Lengua Catalana, delegado de la Associació Protectora de l’Ensenyança Catalana; promotor de la Escola d’Estiu, y delegado de la Asociación de Maestros Nacionales del partido judicial de Manresa. Su escuela, instalada en el antiguo convento de Sant Domènec y trasladada en 1931 al ala izquierda de la planta baja del Instituto, fue un centro de renovación pedagógica reconocido en todo Manresa por su calidad educativa.
Un ejemplo especialmente destacable de la metodología renovadora de la escuela del maestro Albagés es el Cuaderno de Rotación, el diario de clase donde se registraban diariamente las actividades de la escuela. Cada día un alumno se encargaba de redactar la crónica y, con la corrección previa del maestro, escribía en el cuaderno. Se anotaban los hechos ocurridos en la clase, los ejercicios, las visitas, las excursiones realizadas y otros datos de interés. Otra actividad renovadora era que cada miércoles, un alumno escogía un tema sobre el que preparaba una conferencia, otro alumno hacía de cronista y, al final, entre toda la clase, se hacía el resumen y se escribía en el cuaderno correspondiente.
La Escuela Preparatoria de ingreso al bachillerato del instituto inició sus actividades el 16 de noviembre de 1931, después de haber sido oficialmente aprobada. El entusiasmo de su maestro, Josep Martínez Aguado, hizo que se introdujeran nuevos métodos pedagógicos aunque había dificultades por la elevada ratio de alumnos por maestro, tal como explicaba él en un artículo publicado el 17 de febrero de 1932 en el diario El Dia: “Hoy son muchos los maestros que siguen métodos activos, eligen centros de interés y hacen realizaciones, pero todos luchan con la dificultad del excesivo número de alumnos; necesario un trabajo imposible de realizar para obtener resultados, como todos desearíamos, con matrículas de cuarenta y más niños (…) el maestro empleará solamente método activo, formará equipos de niños para trabajar solos, desvelará aptitudes haciendo que el niño piense y abra según un motivo buscado por él, nunca por el maestro.”
Un aspecto interesante de la renovación pedagógica fue la actividad de la escuela racionalista del Ateneo Obrero Manresà. Los objetivos y valores de este tipo de escuela se basaban en la coeducación, la potenciación de las tareas colectivas y los grupos de trabajo, el fomento del contacto con la naturaleza, la atención a la educación artística, la importancia concedida a los trabajos manuales y a los intercambios escolares con otros centros. También cabe destacar que este centro racionalista, al contrario que muchos otros del mismo talante, promovió la enseñanza del y en catalán en sus aulas.
La práctica de la coeducación, lo que actualmente se considera natural en todas las escuelas, fue otra de las innovaciones pedagógicas que se extendieron durante el periodo republicano y, sobre todo, a partir de las directrices que desarrolló el CENU. La práctica coeducativa era una demostración práctica de la igualdad entre hombres y mujeres y ayudaba a la consolidación de una sociedad democrática e igualitaria donde las mujeres fueran miembros activos y recibieran la misma enseñanza que los hombres. Hay que decir que este fue uno de los aspectos que socialmente planteó más polémica y que fue radicalmente combatido por las escuelas confesionales, las asociaciones católicas y los partidos de derecha, ya que era considerada una alteración del orden natural de las cosas y fuente de depravación moral.
El CENU y la educación en tiempo de guerra
La derrota del alzamiento fascista del 19 de julio de 1936 en Cataluña aceleró los cambios que impulsaba la Generalitat republicana. Tal y como ya se ha mencionado, una de las consecuencias fue la creación del Comitè de l’Escola Nova Unificada, el CENU, por decreto del 27 de julio de 1936.
Con el objetivo de organizar la enseñanza en Cataluña, se constituyeron, durante el mes de agosto, una serie de delegaciones comarcales del CENU, entre ellas la de la comarca de Bages, con sede en la Plaza de Fius i Palà, n.º 1, en el piso principal de ca la Buresa. La delegación comarcal estaba formada totalmente por profesionales de la enseñanza: dos representantes de la CNT, dos representantes de UGT y otros dos de la Generalitat. Los representantes de la CNT eran el maestro racionalista Felip Díez y el maestro Ignasi Codina, los de la UGT el maestro Jaume Sellarès y el profesor de la Escola d’Arts i Oficis Josep Font, y los de la Generalitat el director de la Escola d’Arts i Oficis, Antoni Invers, y el maestro Josep Torra. La presidía Felip Díez y era secretario Antoni Invers.
La primera tarea a la que se dedicó la delegación comarcal del CENU fue procurar que, en cada municipio de la comarca, se constituyera una subdelegación local del CENU, la cual debía estar formada por un representante de la CNT, uno de la UGT y otro de la Generalitat. Cada una de estas subdelegaciones debían enviar a Manresa el censo escolar de su municipio, la lista de edificios disponibles para utilizarlos como escuela y las necesidades escolares más urgentes.
En Manresa, el cambio revolucionario en el ámbito pedagógico se tradujo en el incremento de la escolarización, en un impulso a la escuela racionalista, de inspiración anarquista, y en el nacimiento de centros educativos obreristas, como el Ateneu Popular Manresà.
Al inicio de la Guerra Civil se suprimieron las escuelas religiosas y sus edificios se convirtieron en centros públicos de enseñanza.
La supresión de la enseñanza religiosa supuso la incautación, por parte de diferentes organizaciones políticas y sindicales de los edificios de la escuela Nuestra Señora de Montserrat de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, el edificio de Casa Caridad y el de los Infants Orfes (ocupados por las carmelitas), el edificio de Sant Francesc (ocupado por la compañía de María), y la escuela de las hermanas Dominicas.
El Consejo Municipal de Primera Enseñanza decidió habilitar estos centros educativos incautados como escuelas de la Generalitat y en ellos creó los nuevos centros escolares: el grupo escolar Natura (en el edificio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas), el grupo escolar Joan Selvas i Carner (en Casa Caridad), el grupo escolar Cardener (en el edificio de Sant Francesc) y el grupo escolar Catalunya (en la escuela de las Dominicas). Al edificio de Sant Ignasi se le cambió el nombre y pasó a llamarse grupo escolar Llibertat.
El inicio del curso 1936-37 en estos centros fue un poco desorganizado y se retrasó varios días por las circunstancias de la guerra. El problema más importante era la falta de maestros, lo que obligó a efectuar nombramientos de profesorado interino sin el título oficial de maestro, ya que algunos eran bachilleres o técnicos. En mayo de 1937, sin embargo, la cuestión de los nombramientos ya estaba solucionada a partir de las directrices dadas por la Generalitat y el establecimiento de las pruebas del Certificado de Aptitud Pedagógica.
El retraso más importante en el inicio de curso se produjo en la enseñanza secundaria, ya que las clases en el Instituto de Segunda Enseñanza no comenzaron hasta el 1 de diciembre de 1936.
Centros escolares del Estado y de la Generalitat en el año 1937
ESCUELA | NOMBRE | DIRECCIÓN | TIPO | ADSCRIPCIÓN |
Grup Escolar n.º 1 | Natura (Hermanos de las Escuelas Cristianas) | Infants, 18 | GR | G |
Grup Escolar n.º 2 | Selves i Carner (Casa Caritat) | Pl. Cots | GR | G |
Grup Escolar n.º 3 | Llibertat (St. Ignasi) | Pl. 19 de Juliol (actual Pl. de Sant Ignasi) | GR | G |
Grup Escolar nº. 4 | Cardener (St. Francesc) | Campanes | GR | G |
Docs (chalet de Casa Caritat) | Pl. Cots | U | G | |
Escola n.º 6 | Catalunya, 16 | U | G | |
Escola n.º 8 | Ginjoler | U | G | |
Els Comdals | U | G | ||
Grup Escolar | Renaixença | Pl. de la Independència | GR | E |
Escola n.º 7 | Bonavista | Ctra. Pont de Vilomara | GR | E |
Instituto de Segunda Enseñanza | Francesc Macià | Pl. Francesc Macià (actual Pl. d’Espanya) | GR | E |
Catalunya (Dominicas) | Carrer del Bruc | GR | G | |
Viladordis | U (niñas) | E | ||
Viladordis | U (niños) | E | ||
Les Farreres | U | E | ||
El Guix | U | E | ||
Ctra. de Santpedor, 102 | U | E | ||
Llibertat (St. Ignasi) | Pl. 19 de juliol | U | E | |
Llibertat (St. Ignasi) | Pl. 19 de juliol | U | E | |
Parc | U | E | ||
Major, 58 | U | E | ||
Barcelona | U | E | ||
Torre Carreras | GR | G |
GR graduada U unitaria E estado G Generalitat
La enseñanza pública que se ofrecía en estos centros fue complementada por centros educativos destinados preferentemente a hijos de obreros con pocos recursos económicos. Son ejemplos el Ateneo Obrero Manresà, la Escola del Poble (situada en el edificio de los Infants Orfes y que dependía de la sección de cultura del PSUC / UGT) y el Ateneu Cultural Popular, situado en la calle Sant Miquel en el edificio incautado a las monjas Josefinas, donde se seguía el método de las escuelas racionalistas.
La evolución de la guerra provocó diferentes problemas. Mientras que el curso escolar 1936-37 y casi todo el 1937-38 habían podido desarrollarse con relativa normalidad gracias a la labor organizativa del CENU, a finales del curso 1937-38 y durante el 1938-39 se convirtió en grave el absentismo escolar, ya que en algunos centros apenas asistía el 20% de los alumnos matriculados. Otro problema fue la sustitución de los maestros (que eran movilizados por las sucesivas levas) por personas que no tenían la formación pedagógica suficiente y la necesidad de escolarizar muchos niños de familias refugiadas procedentes de diferentes lugares del estado español. El instituto de segunda enseñanza también se vio afectado por estos problemas ya que, a mediados de 1938, fue habilitado como hospital de sangre y el alumnado se tuvo que trasladar al edificio de la Cova de Sant Ignasi para empezar el curso 1938-1939, que no se inició hasta el 7 de noviembre de 1938.
Otro aspecto que desorganizó la enseñanza fue la instalación de los servicios centrales del Ejército del Este en Manresa en abril de 1938. Los edificios de los grupos escolares Renaixença, Natura, Llibertat, Cardener y Catalunya fueron habilitados como oficinas y centros de instrucción militar o como hospitales de evacuación. Esto obligó al Consejo Municipal de Cultura a trasladar al alumnado del Grup Escolar Natura al Grup Escolar Selvas i Carner, y el alumnado de los grupos escolares Llibertat y Cardener al Ateneu Cultural Popular con el consiguiente problema de sobrecargar las aulas. Hay que decir que el creciente absentismo escolar facilitó los traslados ya que a muchas aulas ya no asistía ni la mitad del alumnado.
Durante la Guerra Civil en el instituto de segunda enseñanza de Manresa se produjeron una serie de cambios en el orden administrativo. En el curso 1936-37 fueron destituidos algunos profesores que eran considerados contrarios a la República, entre ellos, el director Francisco Ruiz Aguilera, al que le avanzaron la jubilación. El cargo de director fue sustituido por el de comisario-director; esa persona asumía las funciones del claustro de profesores. Los comisarios-directores del centro, en este periodo, fueron el profesor de Filosofía Domènec Casanovas, en agosto de 1936, seguido por el profesor de Historia Josep Maria Casassas Cantó, quien ejerció el cargo hasta diciembre de 1937. El profesor de Matemáticas Josep Cardona fue comisario-director accidental hasta que, en enero de 1938, fue nombrado el catedrático Aniceto León Garre. Este dimitió en octubre del mismo año y, interinamente, fue sustituido por la profesora de Francés Maria Bachs, hasta que el 9 de enero de 1939 se nombró comisario-director al maestro de la preparatoria Josep Martínez Aguado.
Por orden del Ministerio de Instrucción Pública se creó una Comisión Depuradora de alumnos –como en todos los institutos– integrada por el Centre Federal, Acció Catalana Republicana, ERC, UGT, el PSUC y la CNT. Durante el mandato del comisario-director Aniceto León, en 1938, se llevó efectivamente a cabo la depuración del alumnado que era hijo de padres que se consideraban contrarios a la República; esta depuración provocó una polémica entre los mismos partidos de izquierdas. Posteriormente, una vez hubo dimitido este comisario-director, los expedientes de depuración de los alumnos afectados fueron revisados y anulados.
Las colonias escolares
Las colonias de verano, como medio para mejorar la salud de los niños, se iniciaron en el año 1876, en Suiza, respondiendo a la corriente higienista de la época que se había dado cuenta de las malas condiciones de salubridad e higiene en que crecían los hijos de la clase obrera en los barrios industriales. Esta corriente higienista fue incorporada plenamente por la Escuela Nueva debido a que preconizaba el contacto con la naturaleza y este se consideraba un gran valor educativo. Las colonias escolares de verano, como recurso sanitario y educativo, se extendieron a diferentes países europeos a finales del siglo XIX. En Cataluña las primeras colonias de verano para niños las organizó, en 1893, la Sociedad Barcelonesa de Amigos del País y, desde el ámbito municipal, destacaron las colonias organizadas por el Ayuntamiento de Barcelona a partir del año 1906.
Siguiendo el ejemplo pionero del Ayuntamiento de Barcelona, en el año 1931 la Comisión de Cultura del Ayuntamiento de Manresa empezó a organizar tandas de colonias escolares durante las vacaciones de verano destinadas, preferentemente, a niños de las escuelas públicas que tuvieran problemas económicos o que presentaran un insuficiente desarrollo físico. El objetivo de estas colonias era doble, por un lado había unos objetivos sociales y, por otra parte, unos objetivos sanitarios que se muestran en la introducción de la memoria de las colonias de 1932 redactada por el médico Tomàs Ramon Amat: “Por estos motivos, la Colonia Escolar, hija de las más modernas orientaciones pedagógicas, es la institución ideal para el veraneo del niño. En ella encuentra su medio, su ambiente. Toda ella meditada y organizada para la vida del niño, todo el mundo dedicado por completo a él, interviniendo personas técnicas en la determinación de los medios (maestro y médico), pasa a ser el niño el primer personaje de la Colonia, deja ese rincón donde se le confina cuando estorba a los mayores, para ocupar el primer término, girando toda la vida y actividad en su entorno, para conseguir el máximo beneficio en su soma y en su psiquis.”
Desde las primeras colonias en 1931 hasta el año 1936 se organizaron cada año gracias a las subvenciones de los organismos oficiales –Ayuntamiento de Manresa, Generalitat, Ministerio de Instrucción Pública– pero también gracias a la colaboración económica de casas comerciales, sindicatos, partidos políticos y personas particulares de Manresa que hacían una aportación económica. Gracias a este dinero se cubrían los gastos de la estancia y también el coste del uniforme que llevaban los escolares.
Las colonias escolares tenían unos objetivos sociales, sanitarios y educativos e iban dirigidas especialmente a los hijos de las familias más desfavorecidas
Los dos primeros años solo se pudieron organizar dos tandas de colonias, las de 1931 en Moià, con 70 niños y niñas, y las de 1932 en Berga, con 100 niños y niñas. A partir de 1933 y hasta 1936 se organizaron cuatro tandas cada verano, dos de mar, en Pineda de Mar, y dos de montaña, en Berga, llegando a los 200 niños y niñas de asistencia que representaban, aproximadamente, la mitad de los que según el diagnóstico de la revisión médica y los informes de los maestros necesitaban ir. El médico municipal efectuaba un reconocimiento sanitario y llenaba una ficha personal de cada uno de los alumnos asistentes antes de marcharse y, a la vuelta, se les hacía pasar otro reconocimiento y se anotaban las mejoras en peso, capacidad torácica y otras medidas antropométricas.
La Asociación de Padres de Familia –asociación formada básicamente por personas de derechas– se quejó de que solo pudieran ir de colonias los alumnos de la escuela pública y organizó por su cuenta unas colonias para alumnos de las escuelas confesionales en La Pobla de Lillet el año 1934. Al año siguiente, como el Ayuntamiento estaba ocupado por los partidos de derechas tras los Hechos de Octubre de 1934, el mismo Ayuntamiento organizó estas colonias para el alumnado de las escuelas confesionales en La Pobla de Lillet con una asistencia de 60 niñas.
Simultáneamente a las Colonias Escolares, la Junta Local de Protección de Menores organizaba unas semi-colonias escolares, al precio económico de cinco pesetas semanales y derecho a la manutención, mediante las cuales los niños y niñas que asistían pasaban todo el día fuera de casa, en lugares cercanos a Manresa, como Les Marcetes o la Font del Calvet, haciendo varias actividades al aire libre.
Para ser maestro acompañante de los grupos de colonias, la Comisión de Cultura del Ayuntamiento de Manresa abría un concurso entre los maestros, manresanos o foráneos, para que presentaran un proyecto de actividades. De acuerdo con los proyectos seleccionados, se nombraba un maestro y una maestra para acompañar cada grupo; ellos eran los responsables de las actividades educativas y de ocio que se llevaban a cabo durante la estancia. Algunos de los maestros directores de las colonias escolares fueron Concepció Guri Martí, Amadeu Miralles Bonvehí, Jaume Quadrat Realp, Laureà Vilalta i Realp, Pepita Mata, Rosa Delhom Brugués, Francesc Montserrat Navau, Josepa Borràs Aragonés y Josep Maria Gabriel Aguilar. Más de la mitad de estos maestros fueron separados de la enseñanza pública por la represión franquista a partir del año 1939.
La distribución habitual del día de colonias consistía en desayunar, hacer una sesión de gimnasia o una salida didáctica; después de comer había un rato de descanso y la tarde se destinaba a algún tipo de trabajo, manual o escrito, y a veces a hacer otra excursión. Además los alumnos asistían a las fiestas mayores o actividades que organizaban los pueblos durante su estancia.
El verano de 1936 aún se pudieron celebrar porque, al estallar la guerra, las vacaciones ya habían empezado, los niños y niñas de la primera tanda de colonias habían partido el día 12 de julio y los incidentes del inicio de la guerra no las interrumpieron a pesar de las dificultades de comunicación entre los maestros que iban de responsables y el Ayuntamiento de Manresa. Fueron las últimas colonias porque, en el verano de 1937, la Generalitat dispuso que las vacaciones de verano fueran sustituidas por actividades escolares dedicadas principalmente a trabajos manuales, juegos educativos, ejercicios físicos y excursiones.
La imposición del franquismo: cambios de nombre y de las fiestas de los centros educativos
Poco después de la victoria franquista, en un pleno municipal celebrado el 30 de mayo de 1939, el Ayuntamiento de Manresa acordó cambiar el nombre de los siguientes centros educativos públicos de la ciudad:
NOMBRE REPUBLICÀNO | NOMBRE FRANQUISTA |
Grup Escolar Renaixença
Grup Escolar Bonavista Escola del Parc Escola de nens del Poble Nou Escola de la Ctra. de Santpedor Escola de Viladordis Escola de les Farreres |
Grupo Escolar Generalísimo Franco
Grupo Escolar Padre Algué Escuela Nacional José Antonio Escuela Nacional San Jaime Escuela Nacional Calvo Sotelo Escuela Nacional Víctor Pradera Escuela Nacional Sagrada Familia |
Además, en el mismo pleno municipal, se acordó proceder a la “reposición del Santo Crucifijo en las Escuelas y a la colocación de la Imagen de la Inmaculada Concepción y de la efigie del Generalísimo Franco” en todas las escuelas.
Otro aspecto que el alumnado notó profundamente fue el cambio en el calendario festivo de las escuelas. Comenzaron a celebrarse una serie de días festivos en conmemoración de festividades religiosas y franquistas; además se establecieron por el Ministerio de Educación Nacional una serie de conmemoraciones que debían celebrarse en el colegio, dentro del horario lectivo. El calendario festivo y conmemorativo quedó establecido de la siguiente manera:
DIAS FESTIVOS | COMMEMORACIONES DENTRO DE LA ESCUELA |
8 de septiembre, Natividad de Ntra. Señora 1 de octubre, Día del Caudillo 12 de octubre, Fiesta de la Hispanidad 1 de noviembre, Todos los Santos 2 de noviembre, Día de los Difuntos 8 de diciembre, la Immaculada Concepción 24 de enero, Liberación de Manresa 2 de febrero, Purificación de Ntra. Señora 19 de marzo, San José Movible, la Anunciación de Ntra. Señora 1 de abril, Fiesta de la Victoria 2 de mayo, Fiesta de Independencia Movible, Ascensión del Señor Movible, Lunes de Pascua de Pentecostés Movible, Corpus Christi 8 de junio, Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús 24 de junio, San Juan Bautista 29 de junio, San Pedro y San Pablo 1 de julio, Exaltación del Trabajo 25 de julio, San Jaime Apóstol, patrón de España |
29 de octubre, Día de los Caídos 20 de noviembre, Muerte de José Antonio 27 de noviembre, San José de Calasanz 9 de febrero, Día del Estudiante Caído Movible, Miércoles de Ceniza 7 de marzo, Santo Tomàs de Aquino 10 de marzo, Mártires de la Tradición 19 de abril, Fiesta de la Unificación 3 de mayo, Invención de la Santa Cruz 30 de mayo, San Fernando 13 de junio, Exaltación de Calvo Sotelo |
Bibliografía
ALOY, J., FONS, R. GASOL, P. (1993) Història gràfica de Manresa, La Guerra Civil (1936-1939) volum II, Parcir Edicions Selectes, Manresa.