Regidor republicà empresonat pel franquisme.
Les seves cartes d’exili.

12/10/1939. Manresa. De la Maria al Josep Maria

Transcripció parcial

Saludo a Franco   Arriba España

Manresa, a 12 de octubre de 1939, año de la Victoria 

“[…]

Me doy perfecta cuenta del duro golpe que has debido sufrir o, mejor, que estás sufriendo [con el cambio de campo]. Quisiera, ahora más que nunca, poder consolarte y darte ánimos personalmente para hacerte las contrariedades de la vida más pasajeras y ayudarte en lo que fuera necesario, pero como que esto momentáneamente es imposible, procura imponerte y no pierdas la confianza.

Encuentro muy acertado el pensamiento que me expones de venir a nuestro país.

Si anteriormente no he insistido en ello, ha sido por no aconsejarte una cosa que tu no habías insinuado mucho y últimamente por creer que estabas bien en el trabajo que tenías, pero actualmente debido a la situación internacional creo que lo más prudente es que vengas a nuestra patria, que por lo menos, si no puedes estar a nuestro lado temporalmente, podremos asistirte y ayudarte todo lo posible.

[…]

Soy del parecer de que ya que estás decidido a venir, no esperes resolver nada más, que solamente serviría para pasar dos o tres meses padeciendo nosotros y tú.

Tengo que decirte que he desalquilado el piso de la calle Guimerá, contrariamente a mi voluntad y actualmente vivo con mi madre en la carretera del Puente de Vilumara. He resistido 9 meses pero ahora ya no hemos podido más. […] no pude salir a la puerta sin que involuntariamente me pusiera a llorar.

Eran demasiados los recuerdos que de ti y de nuestra vida guardaban aquellas paredes para poderme marchar tranquilamente. Ahora parece que vivo en otro mundo, la calle, los vecinos, todo mucho más triste para mi.

[…]

Los niños bien, como el resto de la familia, todos te mandan muchos recuerdos y los pequeñines, una lluvia de besos y abrazos para su papá querido, deseando poderlo hacer muy pronto en tus mismos brazos.

Yo, ansiosa hasta el extremo de poderte ver y abrazar, poder escuchar de tu boca tus penas y añoranzas para colmarte de consuelo y gozo para siempre más.

Recibe ahora el más dulce de los besos de tu esposa que no te olvida”

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Josep Maria Álvarez Miguel (1905-1986)