Srebrenica, la vergonya d'Europa

Karadzic: "Me enteré del genocidio de Srebrenica cuando llegué a La Haya"

Data: 
16 Oct 2012

El expolítico serbobosnio rechaza la acusación de genocidio por la matanza de 8.000 musulmanes, crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos en los años 90

El Tribunal para Yugoslavia ha acusado ya a 161 personas

Radovan Karadzic, expresidente de la República Serbia de Bosnia, comandante supremo del Ejército y jefe del Consejo de Seguridad Nacional entre 1992 y 1996, ha rechazado el cargo de genocidio nada más abrir su defensa ante el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY). Y lo ha hecho con una frase sorprendente, dado el poder que llegó a ostentar: “No supe de lo ocurrido en Srebrenica [donde perecieron asesinados a 8.000 varones musulmanes a manos de tropas serbias] hasta llegar a La Haya”.

Acusado también de crímenes de guerra por el sitio de Sarajevo, que costó la vida a unas 12.000 personas, ha utilizado la misma táctica para distanciarse del peor cerco de la historia moderna en Europa. “Sarajevo es mi ciudad querida. La conozco palmo a palmo. Mi esposa es de allí y allí nacieron nuestros hijos. Los bombardeos y los francotiradores me horrorizan. Los que empezaron los asesinatos fueron los musulmanes bosnios, no los serbios. Lo que ocurrió fue en defensa propia”, ha dicho.

Una vez negados ambos cargos, y el de crímenes contra la humanidad, Karadzic, que se representa a sí mismo, ha subrayado que los serbios no empezaron la guerra de Bosnia. “La población musulmana les puso contra la pared. En todo caso, deberían juzgarme por mi estupidez y por la confianza que deposité en otros”. Psiquiatra de formación, y escritor por vocación, se ha definido como un hombre tranquilo, tolerante y moderado con gran capacidad de comprensión. Según su versión, nunca hubo roces entre las distintas etnias que poblaban la antigua Federación Yugoslava, “por eso nadie pensó que pudiera haber un genocidio contra los que no fueran serbios”. “La verdad acabará por imponerse a la propaganda y las mentiras”, ha asegurado. La tranquilidad con que ha hecho estas declaraciones contrastaba con los gestos de incredulidad del público que llenaba la sala de vistas. Muchos han viajado desde Bosnia para verle declarar, y no podían creer el alegato pacifista que escuchaban.

El ciclo de los juicios por las guerras de los Balcanes ante el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) toca a su fin. Este martes, sus jueces y fiscales esperan a Goran Hadzic, expresidente de la autoproclamada República Serbia de Krajina, y acusado de crímenes de guerra y contra la humanidad. Es el último renegado de un conflicto interétnico que causó unos 100.000 muertos y más de dos millones de desplazados. Menos conocido que el exlíder político serbobosnio Radovan Karadzic, o bien su brazo derecho, el exgeneral Ratko Mladic, el proceso contra Hadzic culmina dos décadas de justicia para las víctimas, en su mayoría civiles.

 

En la 'masacre del hospital', 263 personas fueron sacadas de un centro médico al noreste de Croacia, asesinadas y arrojadas a una fosa común

 

Aunque ambos ocuparán la agenda de Tribunal toda la semana, continúa el proceso contra Mladic; el exgeneral croata Ante Gotovina, condenado a 24 años por matar serbios, aguarda el resultado de su apelación, y Vojislav Sesejl, fundador del Partido Radical Serbio, espera conocer su suerte. La fiscalía ha pedido 28 años por incitar a los paramilitares a la violencia.

Son el quinteto más reconocible del conflicto yugoslavo, aunque el pez gordo del grupo, el expresidente serbio Slobodan Milosevic, considerado por los fiscales responsable de buscar la Gran Patria Serbia aplicando la limpieza étnica, murió hace seis años sin recibir una sentencia firme. Los demás acusados tienen expedientes no menos turbadores.

 

Karadzic califica de “justa y sagrada” la causa serbia y niega que en Srebrenica hubiera un genocidio

 

Goran Hadzic, antiguo presidente de los serbios de Croacia, trabajaba antes en un almacén. Acusado de crímenes de guerra y contra la humanidad, fue detenido en julio de 2011 en un bosque situado al norte de Belgrado, la capital serbia. Falto de dinero tras ocho años huido, pretendía vender un cuadro robado, y auténtico, del pintor impresionista italiano Amadeo Modigliani. Padre de dos hijos con sendas mujeres, dirigió unas tropas que recibían sus armas del Ejército yugoslavo. Hadzic responderá de la matanza de Vukovar y la deportación de 20.000 personas.

También conocida como la masacre del hospital, es un crimen de guerra ocurrido en 1991 al noreste de Croacia. Del centro médico en cuestión fueron sacadas 263 personas, entre civiles y prisioneros de guerra, para ser llevadas a Ovcara, una zona próxima con almacenes y hangares. Allí les torturaron y asesinaron para arrojarles luego a una fosa común. Los milicianos serbios que dispararon contra las víctimas estaban a las órdenes de Hadzic. El sótano del hospital es hoy un centro de peregrinaje. Ovkara, por su parte, sirvió de campo de concentración por el que pasaron hasta 4.000 prisioneros croatas. La detención de Hadzic animó al presidente serbio, Boris Tadic, a renovar su petición de adhesión a la UE. Las reformas precisadas por Serbia y la propia situación de la UE, en plena crisis, no invitan a pensar que Belgrado obtenga respuesta antes de 2015.

Radovan Karadzic se hizo pasar por un curandero llamado Dragan Dabic para burlar durante 12 años a la justicia internacional. Arrestado en 2008, presentaba un aspecto asombroso con barba poblada, cabello largo y un recogido en coleta. Se hacía pasar por especialista en medicina alternativa y psicología, y desde su entrega ha intentado retrasar el proceso.

 

Según los fiscales, Mladic “ordenó ataques contra la población no serbia, mató y atemorizó a la gente, la deportó y destruyó sus hogares”

 

Después de perder en 2009 todas las apelaciones que interpuso, en 2010 se estrenó como abogado de su causa con los testigos presentados por la fiscalía. La acusación debe demostrar que Karadzic tuvo la voluntad de ejercer la limpieza étnica en la antigua Yugoslavia. Él califica de “justa y sagrada” la causa serbia y niega que en Srebrenica hubiera un genocidio. En junio pasado, los jueces retiraron otro cargo de genocidio supuestamente perpetrado en varios municipios de Bosnia. Consideraron que las pruebas de los fiscales no eran concluyentes, pero mantuvieron los diez cargos restantes. Este martes es esperado en la sala de vistas acompañado de su asesor legal, Peter Robinson.

Ratko Mladic es el exjefe del Estado Mayor del Ejército serbio a las órdenes de Karadzic. Arrestado en mayo de 2011 en Lazarevo, un pequeño pueblo a 80 kilómetros de Belgrado, tenía también un alias: Milorad Komadic. Muy envejecido, no opuso resistencia al ser descubierto. Su escapada duró 16 años, aunque hasta 2002 vivió abiertamente en Serbia. En 2010, su familia quiso declararlo muerto porque decían no haberle visto en siete años. Asegura que su salud es mala, lejos del vigor mostrado en los vídeos de 1995, cuando entró en Srebrenica apartando de un plumazo a los cascos azules holandeses que protegían la ciudad. Fue el general más brillante de su generación y está acusado, como Karadzic, de genocidio por la muerte de los 8.000 musulmanes bosnios en aquella ciudad. El cargo de crímenes de guerra, que también se le atribuye, es por el sitio de Sarajevo. El de crímenes contra la humanidad, por su plan de “eliminar a todos los bosnios musulmanes, y a los croatas, de Bosnia”.

Apoyado por un equipo legal, Mladic figuraba en la cúpula de mando del Ejército serbio. Según los fiscales, “ordenó ataques contra la población no serbia, mató y atemorizó a la gente, la deportó y destruyó sus hogares”. “En Srebrenica, diseñó la campaña de exterminio y la forma de ocultarlo”. Mladic intenta torpedear el proceso, abierto en mayo, y proclama que solo defendió a la patria serbia “contra la amenaza del agresor musulmán”. En junio pasado, el juicio se atascó por un error técnico de la fiscalía, que no remitió a la defensa miles de documentos. Una vez subsanado, en julio llegaron los testigos de la acusación, que espera contar con 400.

Vojislav Sesejl fue el fundador del Partido Radical de Serbia y líder ultranacionalista. El fiscal ha pedido 28 años de cárcel por instigar la persecución y asesinato de civiles no serbios. En concreto, habría reclutado a grupos paramilitares para cometer los crímenes. Se entregó voluntariamente en 2003, pero el juicio no arrancó hasta 2007. En 2009 tuvo que suspenderse un tiempo por intimidación de los testigos de la fiscalía. Ha protagonizado una huelga de hambre y ha denunciado la violación de sus derechos al haberse dilatado tanto la causa. Ha llamado “prostituta” a la antigua fiscal jefe del TPIY, Carla del Ponte, e insultado a los jueces. En cuanto al tribunal, lo califica de “obra de los servicios secretos occidentales sin competencia alguna”. A la espera del fallo definitivo, ha sido condenado por desacato.

Ante Gotovina, exgeneral croata considerado un héroe de la independencia de su país, fue condenado a 24 años de cárcel en 2011 por crímenes de guerra y contra la humanidad. Permitió el asesinato, persecución y deportación de civiles serbios. Aprobó asimismo el saqueo de los bienes de las víctimas. Todo ello ocurrió en 1995 durante la Operación Tormenta, destinada a expulsar a las fuerzas serbias de Krajina. En cuatro días escasos, recuperó el control de las zonas de Croacia reclamadas por los serbios desde 1991. Los croatas celebran el 5 de agosto, fecha en que Gotovina tomó el lugar, como el Día de los Defensores. Detenido en Tenerife en 2005, ha apelado la sentencia. La colaboración de Croacia con el TPIY ha allanado la ruta hacia la UE, en la que prevé entrar hacia 2013.